En los
últimos años y quizá ahora más
que en otras ocasiones, dentro del área del management,
emerge con fuerza el concepto del Balanced Scorecard
(Cuadro de mando Integral, CMI), acuñado por Kaplan
y Norton y cuyo impacto empresarial está fuera de
toda duda.
El lector tiene en sus manos una obra que -siendo una ampliación
de la primera que ya fue publicada por AECA en 1998 y que
abordaba el concepto de Cuadro de Mando- trata de extraer
de forma resumida lo mejor de la misma y extenderse también
en el concepto del Balanced Scorecard, asumiendo de esta
forma que el principal nexo de unión entre el Balanced
Scorecard y el Cuadro de Mando estriba en la medición.
Esta obra aborda en un primer capítulo la información
directiva como elemento de base sobre el que trabajar, quedando
justificada la necesidad de su uso y los requisitos a cumplir
dentro del ámbiro del reporting. Asímismo,
nos aproximamos a la figura del controller desde la perspectiva
que toda área de control de gestión debe significar,
intentando redirigirla hacia la silueta del Director de
información. Ya en el segundo de los capítulos,
nos aproximamos hacia la información estratégica
y el Balanced Scorecard como herramienta de conceptualización,
diseño e implantación de la estrategia, incorporando
asimismo un caso real.
La fase de medición de la gestión, en especial
el Cuadro de Mando, se trata en el tercero de los temas,
abordando aspectos relacionados con su utilidad, naturaleza,
elaboración, contenido y presentación, articulándolo
como un instrumento de corte piramidal en el cuarto de los
capítulos, desarrollando el Cuadro de Mando de la
Dirección general, Por último, en el quinto
apartado, tratamos el reporting desde las distintas áreas
funcionales de la organización.
El Balanced Scorecard tiene como objeto final la correcta
implantación de la estrategia a través de
una disciplina definición de objetivos, eficazmente
relacionados y alineados en función de la misma.
El Cuadro de Mando entraría en escena a continuación,
es decir, una vez definidos esos objetivos a factores críticos,
el siguiente paso es la determinación de los indicadores
adecuados para el correcto seguimiento del desempeño.
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